jueves, 18 de agosto de 2011

Dos consejos simples para que no te roben como un tonto en Buenos Aires

A diferencia de lo que la mayoría de la gente piensa, no todos los ladrones están en Caracas. Existen otros sitios como Buenos Aires que también los albergan. Si bien es cierto que suelen ser menos violentos que los de la capital venezolana, sí existen y siempre están pendientes del tonto del día. Para que tú, querido lector, no te conviertas en ese tonto, está dedicada la entrada del día de hoy en Buenos Aires Infiltrada. 

Cada vez que llega un venezolano a Buenos Aires es la misma historia, le toca pasar por las mismas etapas:

1) La etapa de la psicosis. Voltea para todos lados, camina la ciudad con una tensión abrumadora sobre sus brazos. En el caso de ser mujer jamás suelta la cartera, ni para ir al baño, ni para dormir. Se altera cada vez que se le acerca alguien en la calle, se sorprende cuando le dices para caminar por las calles a las 3 de la mañana, se molesta cuando le dices que baje un poco la guardia y que se tranquilice. "Cómo se nota que llevas tiempo afuera...", te dice.

2) La etapa de bajar los brazos. Se relaja. Comienza a caminar con soltura, empieza a ver la arquitectura y las estatuas de la ciudad en lugar de andar buscando entre los rostros el de la persona que lo pueda robar. Respira profundo, cierra los ojos, se deja llevar por el ambiente porteño... Se siente libre, se siente como nunca se ha sentido... Y entonces... SAZ!!!

3) La etapa del robo. O del conato de robo, o de presenciar un robo a alguien. Cualquiera de estas es válida. ¿Dónde creías que estabas? ¿Suiza? Pues no... Sigues estando en Latinoamérica, hermano, así que pendiente. 

4) La etapa de la relajación precavida. El estado ideal para vivir Buenos Aires. En ese es el que estoy yo desde hace un rato. Me siento lo suficientemente tranquilo como para regresar a la madrugada en colectivo a mi casa, pero lo bastante informado como para saber por cuales sitios no circular. Es más, me siento tan informado que he reducido las reglas de prevención de robos a dos, sin contar las reglas obvias de sentido común, como no meterte en callejones demasiados oscuros de noche y alejarte de la sujetos con cara e' loco. 

Pero, en lo que se ha convertido un sello de este blog, las razones las entregare en cómodas cuotas, empezando mañana con la primera, títulada: Pendiente con el tipo de la chaqueta en el antebrazo.

¡Hasta mañana!

Pedro, el infiltrado

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