lunes, 30 de abril de 2012

Sobre eso que llaman laburo

Laburo: Trabajo. Empleo. Ej: "Claaaaro, yo también escribiría en un blog si no tuviese laburo".
Pedro, el infiltrado
6 de julio de 2011


Buenísimo esto de citarse uno mismo. Bastante egocéntrico y pretencioso, eso sí. Pero detrás de ello sí hay algo muy interesante y es aquello de releerse pasado un tiempo y redimensionar lo vivido. Si hubiese encontrado laburo antes quizás no se me hubiese ocurrido comenzar este blog en 2009 y luego reactivarlo el año pasado. O quizás sí. Pero siempre quedará la duda. Sin embargo esta entrada no trata acerca de la nostalgia ni nada de eso. Trata acerca de que encontré laburo. Y ya era hora. No sólo de pan vive el hombre, sino que hay que echarle algo a ese pan para que sepa bien. Y últimamente, con los precios subiendo y la inflación y las Malvinas y lo de YPF, cada vez se me hacía más complicado costearme la existencia. 

Pero llegó mi buena amiga Leisa y me tendió una mano. Aunque más que la mano me tendió un correo diciendo que en su empresa estaban buscando gente. ¿Que de qué es la empresa? Pues eso no es importante. Lo importante es que recibo correos y los clasifico y lleno tablas. Un trabajo bastante mecánico y tal. Y no pretendo menospreciarlo, en lo absoluto. Conozco ya a varias personas que en la empresa han surgido y ascendido a puestos altos. Pero lo cierto es que lo mío es otra cosa, es esto de escribir y de andar con camaritas grabando. Pero lamentablemente eso no se dio con mucha facilidad por acá así que toca aprender hacer de esos limones, limonada. 


Canción del trabajo, por Los Prisioneros. 
No es reflejo de lo que pienso, pero no deja de resonar en mi cabeza a veces


Para ser aún más sinceros, es tan sólo mi segundo trabajo de oficina, oficina. De esos con horarios y esas cosas. Así que se me ocurrió hacer una listica con mis principales impresiones del primer mes de laburo. Llévatelo...

- Entro a las 7 am. Y vivo a una hora así que salgo a las 6 de casa. Pero debo bañarme antes, por lo tanto debo pararme a las 5 y 30. Desde mis últimos días de secundaria que no me tocaba despertarme tan temprano a diario. De más está decir que la ciudad es bastante distinta a esa hora, oscura, más fría y con muchas personas borrachas, volviendo de fiesta. Sí, sí, de esas  personas que lo ven a uno como el sujeto raro mientras van dando tumbos esperando toparse con alguna puerta que se parezca a la de su propio edificio.

- Ah, ¿que por qué me tardo una hora en llegar al trabajo? Muy buena pregunta. Bueno, eso sucede porque este trabajo queda en Martínez, más allá de Buenos Aires, "por allá por donde se enchufa el sol", como solía decir un buen amigo. Es más, de regreso me tardo una hora y cuarto. Aunque la verdad es que ese tiempo en el colectivo pasa volando, probablemente porque lo duermo casi en su totalidad. 

- Como era de esperarse en un trabajo en Buenos Aires, pues la mayoría de mis compañeros y compañeras son argentinas. Y eso es algo bastante bueno, así sea sólo por el hecho de que tendré un montón de palabras y expresiones para agregar al diccionario argentino-venezolano. No, no sólo por eso. La verdad es que es un ambiente bastante alegre y mis compañeros, hasta ahora, han sido muy amables conmigo. El trabajo es bueno porque me permite infiltrar no sólo su ciudad sino sus cerebros, generando cada vez más contenido a este blog. Ellos no saben pero los estoy observando... Todos los momentos del día...


- Llego a casa a las 3 de la tarde, dejándome suficiente tiempo en el día como para escribir y seguir trabajando en mis proyectos personales. Eso está bueno, sí. Si tan sólo tuviese energía ilimitada funcionaría bien. Aunque probablemente toque acostumbrarse al cambio de horario de mis días y hacer ciertas modificaciones: dormir más temprano, cenar más temprano, desayunar más temprano... En general hacer todo más temprano, como si viviera los días en horario venezolano pero estando acá. Cuando no cumplo esa regla de acostarme temprano ando zombie el día siguiente, sin poder discernir entre la realidad y los sueños. Y recuerdo a todos aquellos a los que incitaba a joder hasta tarde a pesar de que trabajaban el día siguiente. Y me provoca golpearme por bocón.


- Y de último, un pensamiento. Si de algo me ha servido este laburo (además de aquello del sueldo fijo) es para apreciar un buen fin de semana, a valorar una caminata por un parque, una mañana en la que pueda despertarme a las 11. Muchas cosas  que daba por sentadas o que al menos ahora se sienten mucho más placenteras. Me voy con una cita. Pero de las verdaderas, no de esas mal hechas como la que comenzó la entrada.

Dichoso es aquel que tiene una profesión que coincide con su afición. 
(George Bernard Shaw)


Pedro, el infiltrado



lunes, 9 de abril de 2012

Mi vida según Bafici


No llevaba ni tres semanas viviendo en esta ciudad cuando hice mi primera fila del Bafici, el festival de cine independiente de Buenos Aires. Iba poco preparado, sin idea alguna de qué películas iba a elegir y una centena de opciones de las cuales escoger. Junto a Daniela y otros dos amigos me senté, catálogo en mano, en el piso, presto a definir mi selección oficial. La búsqueda arrojó unas 15 películas, de las cuales unas 5  resultaron ser buenas, unas 4 soportables y el resto una colección de bodrios en los que a) me tuve que salir de la sala o b) me quedé dormido inconsolablemente, en una de esas siestas que sólo un cine con una mala película en frente puede proporcionar. De la jornada maratónica de ese año quedó la siguiente imagen que nos tomó un fotógrafo del festival.


Posen naturales. Ignoren la cámara, ignoren la cámara.. Así.. Muy bien

En los años posteriores fui puliendo el proceso, invertí cada vez más tiempo en evaluar las películas y los directores, hice bobadas como tablas en Excel con calendarios que incluían todas mis películas. Esas dos semanas que brindaba el Bafici se convirtieron en largos letargos en mi experiencia porteña, con pocos recuerdos más allá de aquellos que experimentaba en la sala de cine. Veía hasta 4 películas diarias, dejaba todo el dinero del mes en la taquilla. Me fui acostumbrando a la naturaleza del festival, que ofrece joyas escondidas y películas terribles casi en igual proporción (tuve un profesor que, ya desencantado, simplemente lo llamaba el Basofi). Empecé a entender la importancia del boca en boca, de las recomendaciones por adelantado. Me fui enterando de directores frecuentes en el festival. Como dirían en mi país, le fui agarrando el tumbao a la cosa. 

En 2010 sufrí una ausencia de las salas, a causa de un viaje urgente que tuve que hacer a Venezuela, y sólo pude ver 5 películas. Como un futbolista obligado a perderse la temporada por fuerzas ajenas a su voluntad, lo sufrí y comprendí la importancia del Bafici en mi vida. Sí, suena exagerado. Y sí, lo es. Pero no importa. Lo cierto es que me cuesta desligar a esta ciudad del festival, es de lo que más disfruto, de lo que me trae recuerdos más gratos. Por ejemplo fue en el Bafici que conocí a la canadiense Alison Murray, mientras proyectaba esto.  Fue ahí que me le acerqué y fue el disparador para terminar trabajando juntos en Caprichosos de San Telmo, un documental que (oh sorpresa...) se estrena en la actual edición del Bafici. Al final colocaré las fechas porque... Porque bueno, sería bien tonto si no promociono en mi propio blog esta vaina en la que trabajé durante dos años haciendo cámara y asistencia de dirección, ¿no? ¡Que bueno que están de acuerdo! El documental trata sobre una murga en Buenos Aires. Pero ya he escrito de ello acá en esta crónica  y en esta vieja otra entrada en la que hay una foto loca de Ali, toda tatuada y con su canadianidad en full exhibición. El afiche a continuación:

Mi nombre está en las letricas pequeñas esas mínimas diminutas
microscopicas que están abajo. Pero está

Pero basta de la autopromoción. (Bueno, las fechas de proyección de Caprichosos y sí, ¡ya!). Si aún no han vivido su primer Bafici les recomiendo que se entreguen a la experiencia. Puede que tome un tiempo pulir el procedimiento para vivir un festival 100% satisfactorio, pero vale la pena. Sólo con tomarse un tiempito de investigar y ver algunos trailers previo a comprar entradas ya se va en buen camino. Recomiendo que compren las entradas pronto, sin embargo, porque leí que escasean un montón de películas y el festival ya comienza este miércoles 11 de abril. Cualquier sugerencia es recibida con mucho gusto en el blog, sobretodo considerando que ya los fastidié de sobra con mi única sugerencia. Y si llegan a ir a alguna de las funciones de Caprichosos avísenme o búsquenme en el público. Seré el de la cara de tonto y la sonrisota de oreja a oreja, feliz por haber logrado un crédito pequeñito en una las actividades que más asocio a mi experiencia en esta ciudad.

Pedro, el infiltrado