domingo, 3 de julio de 2011

El día que la Vinotinto se convirtió en el mejor equipo de fútbol del mundo



Con el título sólo quería llamar tu atención.. Obviamente no pienso que Venezuela sea hoy el mejor equipo del mundo, pero te hice entrar a leer, ¿ves? Voy a empezar a lanzar títulos así dementes para ver si subo el flujo de visitas al blog. Llámalo publicidad engañosa si quieres. Si no te gusta demándame y ya, pero estoy feliz así que no me importa.

Empate a cero contra Brasil. Increíble pero cierto. Y yo estuve ahí, en primera fila. Bueno, en realidad en fila 35, pero ahí en fin. El escenario fue el estadio Único de la ciudad de la Plata, a una hora de Buenos Aires, una obra asombrosa de arquitectura, como pocos estadios en Latinoamerica. Esta imagen anterior es de una estructura central enorme que cuelga en el medio del estadio con cuatro monitores a los lados. A som bro sa... Yo ya había visitado el estadio con motivo del concierto de U2 que fue el 31 de marzo este que pasó. En ese entonces los cuatro irlandeses dieron cátedra de buena música, pero hoy once venezolanos dieron cátedra de buen fútbol.. Veeeeerga.. Clase de frase esa.. Hoy se me sale el patriotismo por los poros...




Al partido fui con mi buen amigo Beto que, si bien no es venezolano, se hizo sentir como un fanático más. A su selección de Colombia la iremos a ver el fin que viene a un pueblo que se llama Santa Fe. Ahí yo iré infiltrado de colombiano, apoyando a la hermana república con todo. Bienvenido a Buenos Aires Infiltrado, Beto. Esperemos ver pronto más de vos. Jeje.

Yo no tengo aquí mi camisa vinotinto así que me tuve que conformar con mi camisa vinoblanco, obviamente debajo de un sueter y una chaqueta y por encima de una franela manga larga. El frío en La Plata era una vaina descomunal. Aun estoy haciéndole masajitos a los dedos de mis pies a ver si se despiertan los pobres. Todas las demás personas en la foto no las conozco, pero por los colores parecen ser brasileros sufriendo porque Venezuela les iba empatando. ¡Ja! Me dolió y no fue conmigo...





Como era de esperarse, la venezolanidad salió en pleno para el estadio de la Plata y no para ver a Neymar y a Robinho y a todos esos bichos, sino a apoyar a la selección venezolana, como debe ser. Cada partido que pasa rezo porque quede más y más enterrada esa costumbre venezolana de salir a celebrar y caravanear a los cariocas cada vez que ganaban un Mundial o una copa América. Hoy día, sin duda alguna, la afición venezolana está más y más comprometida con al vinotinto. La verdad es que me sorprendió gratamente lo equilibradas que estaban las dos hinchadas en el estadio, cada uno apoyando en su propio idioma a su selección, casi con la misma fuerza. Vi cientos de personas con banderas, camisetas de la selección y pancartas de todo tipo, incluyendo una super loca de Simón Bolivar con la camisa de la selección que lamentablemente estaba demasiado lejos para el alcance de mi zoom.






Esta fue una secuencia bizarra al final del partido, luego de concientizar de que habíamos logrado empatar el partido a Brasil durante los 90 minutos más extenuantes de mi vida. Estoy seguro de que pasarán días antes de que pueda soltar algunos músculos que aún tengo tensos, pero también estoy seguro de que por haberlos tensado tanto fue que el chute de Pato pegó en el poste izquierdo y que Vizcarrondo pudo salvar la de Robinho con su hombro ya tirado en el piso. No me cabe ni una duda. Además, el esfuerzo me valió este increíble momento en el que me brinque seis filas para juntarme con todos estos venezolanos a saltar y cantar al unísono la incansable "y donde estan? y donde estan? los hijoeputas que nos iban a ganar! y donde estan?" Fue un momento mágico, de esos que hacen que te apasiones tanto por el fútbol. De esos que hacen que tantos momentos jodidos con la selección hayan valido para algo. Coño, es que me pongo como guaraposo y todo... Es más, pónchame la bandera, Pedro...



Una belleza, ¿no? De verdad que fue una experiencia única. Y de no ser porque los otros dos partidos de Venezuela quedan botaisimos, me encantaría poder vivir en carne propia lo que nos queda en este recorrido. Lo que sí les puedo afirmar es que compre un partido de cuartos de final ahí mismo en la Plata, así que espero ver si la vinotinto y yo nos citamos una vez más en un par de semanas bajo el techo del Único. !Vamos Vinotinto!





Pedro, el infiltrado.

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