Una de las cosas más gratificantes de este blog ha sido la receptividad de los lectores argentinos. Si bien estoy seguro de que el grueso de los que leen las crónicas del infiltrado son venezolanos, no pasa desapercibido el feedback de argentinos, todos insultándome y mandándome al diablo por meterme con su país. Miento. Por lo general es para comentarme que les dio risa cierta situación narrada o explicarme el porqué de algunas costumbres. Supongo que encontrarán en lo escrito cosas de su entorno que habían dado por sentadas o que quizás habían olvidado por estar sumergidos en sus rutinas. A mí me pasó eso ahora en enero. Vicky, mi novia, fue a visitar por una semana mi ciudad. Y con sólo pasearla por las calles por las que ya yo había transitado cientos de veces, logró que me volviese a encontrar con Caracas, de una manera que no había sentido desde hace mucho o quizás nunca.
Ocurre como cuando uno tiene una amiga que nunca vio con ojos de más de amigo. Y llega otro amigo y te dice: "oye, pero esa amiga tuya tiene lo suyo... Mira como camina y tal...". Y te pone a pensar y que: "oye, como que sí... ¿Cómo es que no lo vi?". Bueno, no lo viste porque estabas metido en la rutina, te quedaste pegado en sus chistecitos y en que te lleva a casa cuando estás borracho y dejaste a un lado que esta buena... Quizás no fue la mejor idea combinar esta analogía en una entrada en la que hablo de mi novia, pero ilustra bien lo que quiero así que bueno...
Es por todo esto que se me ocurre proponer un movimiento. Se llamará "mi amigo extranjero ve cosas que yo no" (el nombre podría estar sujeto a cambios). Por una semana te encargarás de pasear a tu amigo por todos los sitios que hacen de tu ciudad un lugar particular. No, no... No quiere decir que lo lleves a los sitios turísticos. Eso lo puede hacer cualquier guía turístico. El gancho de esta campaña es que lo lleves a conocer los sitios que fueron especiales para ti en tu infancia, que sea tu socio en redescubrir lugares que por años no habías conocido... Olvida el autobús turístico... Móntalo en transporte público, en un vagón de subterráneo en hora pico. Es ahí donde se gesta la esencia de cada ciudad. En un viaje de autobús desde mi casa al centro de Caracas, Vicky y yo fuimos testigos de una discusión entre el chofer y una viejita mayor acerca del servicio del transporte. Por momentos se tornó política, por momentos fue tragicómica... Pero esa escena le describió a Vicky aspectos de nuestra idiosincracia que no hubiese podido descubrir de ninguna otra manera. Eso es valioso.
"Mi amigo extranjero ve cosas que yo no" pretende acercarse a las ciudades en toda su sincera realidad. No a través de un maquillaje pasajero... Se que hay algunos sitios que Vicky seguro no conoció en su estadía allá. Una sola semana permite un turismo limitado. Pero sí me hace feliz que haya conocido de todo, desde este y de oeste, de centro y de periferia, de comer en restaurante costoso y de ensuciarse con un perro caliente de calle (y de disfrutar ambas por igual). Muchos amigos que nos habían visitado a Buenos Aires se habían encargado de pintar la imagen de una ciudad peligrosa, descuidada y caótica. Y sí, lo es. Pero no es sólo eso. Caracas es una ciudad de contrastes. Contrastes muy marcados. Tiene un algo especial que un turista pasajero rara vez va a poder sentir en poco tiempo. Pero Vicky, en cierto grado, lo logró percibir. Eso está bueno, sí.
Entonces, ¿alguien se anota con el plan? Podemos cambiarle el nombre si no convence ese. Quizás podríamos ponerle las iniciales: el plan MAEVCQYN. O quizás podemos buscar algo que sea más pronunciable. Esto de poner los nombres definitivamente no es lo mío... Pero en su esencia, la acción es bonita. Créanme. Quizás alguno de ellos termina hasta montando un blog a partir de la experiencia. Quizás podemos franquiciar esto de las ciudades infiltradas... Quizás pueda empezar a cobrarles por los derechos de autor... Quizás me dejé llevar por mi avaricia en este párrafo. Quizás usé la palabra "quizás" ocho veces en siete líneas. Sí, es posible.
La semana que viene volvemos a encargarnos de lo que nos interesa: aquello de volver a infiltrar Buenos Aires, de una buena vez... Y dejemos a Caracas de un lado por un rato.
Pedro, el infiltrado
Ocurre como cuando uno tiene una amiga que nunca vio con ojos de más de amigo. Y llega otro amigo y te dice: "oye, pero esa amiga tuya tiene lo suyo... Mira como camina y tal...". Y te pone a pensar y que: "oye, como que sí... ¿Cómo es que no lo vi?". Bueno, no lo viste porque estabas metido en la rutina, te quedaste pegado en sus chistecitos y en que te lleva a casa cuando estás borracho y dejaste a un lado que esta buena... Quizás no fue la mejor idea combinar esta analogía en una entrada en la que hablo de mi novia, pero ilustra bien lo que quiero así que bueno...
La ciudad en los ojos del otro...
El simbolismo de esta imagen es tan obvio que da asco.
Es por todo esto que se me ocurre proponer un movimiento. Se llamará "mi amigo extranjero ve cosas que yo no" (el nombre podría estar sujeto a cambios). Por una semana te encargarás de pasear a tu amigo por todos los sitios que hacen de tu ciudad un lugar particular. No, no... No quiere decir que lo lleves a los sitios turísticos. Eso lo puede hacer cualquier guía turístico. El gancho de esta campaña es que lo lleves a conocer los sitios que fueron especiales para ti en tu infancia, que sea tu socio en redescubrir lugares que por años no habías conocido... Olvida el autobús turístico... Móntalo en transporte público, en un vagón de subterráneo en hora pico. Es ahí donde se gesta la esencia de cada ciudad. En un viaje de autobús desde mi casa al centro de Caracas, Vicky y yo fuimos testigos de una discusión entre el chofer y una viejita mayor acerca del servicio del transporte. Por momentos se tornó política, por momentos fue tragicómica... Pero esa escena le describió a Vicky aspectos de nuestra idiosincracia que no hubiese podido descubrir de ninguna otra manera. Eso es valioso.
Caracas en foto... Tan tranquilita que te ves..
Como un niñito terremoto en una foto de carnet. Cualquiera cree.,,
"Mi amigo extranjero ve cosas que yo no" pretende acercarse a las ciudades en toda su sincera realidad. No a través de un maquillaje pasajero... Se que hay algunos sitios que Vicky seguro no conoció en su estadía allá. Una sola semana permite un turismo limitado. Pero sí me hace feliz que haya conocido de todo, desde este y de oeste, de centro y de periferia, de comer en restaurante costoso y de ensuciarse con un perro caliente de calle (y de disfrutar ambas por igual). Muchos amigos que nos habían visitado a Buenos Aires se habían encargado de pintar la imagen de una ciudad peligrosa, descuidada y caótica. Y sí, lo es. Pero no es sólo eso. Caracas es una ciudad de contrastes. Contrastes muy marcados. Tiene un algo especial que un turista pasajero rara vez va a poder sentir en poco tiempo. Pero Vicky, en cierto grado, lo logró percibir. Eso está bueno, sí.
Entonces, ¿alguien se anota con el plan? Podemos cambiarle el nombre si no convence ese. Quizás podríamos ponerle las iniciales: el plan MAEVCQYN. O quizás podemos buscar algo que sea más pronunciable. Esto de poner los nombres definitivamente no es lo mío... Pero en su esencia, la acción es bonita. Créanme. Quizás alguno de ellos termina hasta montando un blog a partir de la experiencia. Quizás podemos franquiciar esto de las ciudades infiltradas... Quizás pueda empezar a cobrarles por los derechos de autor... Quizás me dejé llevar por mi avaricia en este párrafo. Quizás usé la palabra "quizás" ocho veces en siete líneas. Sí, es posible.
La semana que viene volvemos a encargarnos de lo que nos interesa: aquello de volver a infiltrar Buenos Aires, de una buena vez... Y dejemos a Caracas de un lado por un rato.
Pedro, el infiltrado
Hola, descubrí tu blog a partir del comentario que hiciste del mío en el concurso de La Blogoteca.
ResponderEliminarEste tipo de turismo del que hablás el que coincido hay que hacer para conocer verdaderamente una ciudad. En tu caso particular estuvo bueno porque tu novia también te conoce y entiende más a partir de conocer tu país. Lástima que el tiempo (y la plata) apremian sino uno le dedicaría más tiempo a los viajes.
Yo quiero a esta Buenos Aires pero a partir de unas vacaciones que hice en el sur del país (provincia de Santa Cruz) me replanteo este ritmo frenético y violento, miro todo desde otra óptica, menos idealizada.
Saludos y mucho gusto