domingo, 13 de julio de 2014

Decime que se siente..

La verdad es que esto de estar en Buenos Aires en estos momentos locos que se están viviendo se siente bien. Muy bien. Es mi segundo mundial en este país y cabe decir que este en particular será una experiencia que no voy a olvidar nunca jamás. La euforia, la alegría desbordada en las calles, el fútbol como forma de catarsis de todos los problemas... Es jodido describírselo a quien no lo ha vivido. Ya va, una pausa para la canción del momento, para que el que aún no se la sabe se la aprenda en las próximas cinco horas:



Ajá.. Sigamos porque esta entrada es corta ya que tengo que ir saliendo a  juntarme con los panas en un ratito. Dejando florecer mi analista deportivo pues debo confesar que no creía mucho en esta selección. Hinchaba y gritaba los goles y todo, pero no imaginé que llegarían a donde están ahora. Incluso pensé que los eliminaban contra Holanda. Pero ya que confesé eso puedo confesar otra cosa más.. Y es que ahora creo. Creo un montón. Creo que contra Alemania será difícil la cosa, pero que sí se puede. No sé en realidad que tanto de esto tiene que ver con estar sumergido en esta olla de jolgorio y alegría. Pero creo que el raciocinio no tiene demasiado que ver con lo que va a pasar en unas horas. Messi, Mascherano, Romero y todos ellos se creen que pueden vencer a la maquinaria alemana. ¿Y quién soy yo para dudar de eso? Si hay algo que me ha enseñado esta experiencia es que los números y las cifras y los análisis están sobrevalorados. Porque a la hora de la chiquita, como decimos en Venezuela, el fútbol probablemente sea iguales porciones de estrategia y de pasión. Y aquí en estos momentos lo de la pasión al menos ya está cubierto..

¡Vamos Argentina!



Pedro, el infiltrado

No hay comentarios:

Publicar un comentario