miércoles, 29 de agosto de 2012

Acuda a su amigo venezolano más cercano

La semana pasada, dado que mi mamá se encuentra en Buenos Aires y necesita vender dólares para poder ser y existir, me di a la tarea de buscar un comprador vía Facebook. Para aquellos que no sabían pues resulta que en Argentina también colocaron un control de cambio hace un tiempito. Y no, no fue algo que me traje yo de Venezuela ni soy una persona que lleva consigo la mala suerte a donde quiera que voy... Es sólo que la vida es así y a nuestros presidentes aparentemente les gusta conversar, compartir recuerdos y aplicar medidas similares. Pero bueno, permítanme continuar con el cuento y dejar el tema de la escabrosa política para otra ocasión. Resulta que publiqué que estaba vendiendo dólares en mi perfil, con un código indescifrable en caso de que alguien me fuese a denunciar: "Dólares. Buenos Aires. Inbox". Genio, ¿eh? ¿Y qué pasó? Pues primero una fotito porque esta entrada está muy hablada:


Mientras llegaba un comprador, yo hacía casitas


Pasaron varias cosas. Entre ellas, encontré un comprador entre cientos... No, no.. Miles de personas con ánimos de regatear. Pero pasó otra cosa también. Hubo varias personas que empezaron a mencionar el Deja vu, esa extraña sensación de familiaridad, de estar leyendo algo que en algún momento ya se había leído. Y fue ahí que caí en cuenta de algo... Hay un grupo de personas que ya esto lo hemos vivido y podemos ofrecer términos acerca de las maneras de enfrentarlo, encararlo y evitar problemas en el camino. Esas personas se llaman "venezolanos" y, si no eres uno de ellos, te recomiendo que acudas al que tengas más a tu disposición, ya que él seguro sabrá explicarte bien qué es el control de cambio y qué puedes esperar durante los próximos 10 o 12 años al respecto.

Los primeros días del cepo cambiario (como le dicen acá) mi oficina se abarrotó de dudas, preguntas e incertidumbres. Todo era especulaciones, todos mentando madre, todos queriendo salir del país (mencioné lo del Deja vu, ¿no?). ¿Y a quiénes acudieron algunos para aclarar los panoramas? A mí y a mi compañera Leisa, los venezolanos de guardia en ese momento. No quiere decir que relajamos sus nervios, pero bueno, al menos le dimos algunos consejos y datos de sabiduría que sólo la experiencia es capaz de ofrecer.

Hmmm... Del control cambiario, saber quieres...

Bueno, la verdad es que podría decir más. Mucho más. Pero una de las lecciones a aprender en esto del control cambiario es a no hablar demasiado. Para más información, me parece que ya saben qué hacer...

Mencioné lo del Deja vu, ¿no?

Pedro, el infiltrado

domingo, 5 de agosto de 2012

Añoranzas (Segunda entrega)

Hola. Mi nombre es Pedro y tengo un problema...

Todo comenzó cuando era niño. Mi mamá empezó a traer las latas, esas latas con la imagen de una ola enorme en la etiqueta. Se vendía como una opción para refrescarse y la ola lo representaba mejor que nada.. Empecé con pequeñas dosis (¿qué adicción no?) pero con el tiempo llegué a consumir hasta 6 vasos al día. Se llama Nestea y es sinónimo de alegría con sabor a té de limón.

Se vende este espacio publicitario a cambio de sobrecitos de Nestea



Rara vez me ha faltado, pero las veces que no lo he podido consumir han sido momentos bien difíciles para mí.  Pero el mayor reto ha sido, sin duda alguna, no tenerlo en Buenos Aires. Yo no sé cómo será el asunto en otros países pero aquí eso del té frío no es algo muy popular. Cuando les pregunto el porqué, los argentinos alegan que allá, de donde yo vengo, es un sitio ideal para semejante brebaje, por aquello del clima tropical y del calor perenne. Pero... ¿Es que acaso un verano porteño no sería mucho más llevadero con un vaso de Nestea en la mano mientras reposamos en ropa interior frente a un ventilador o un aire acondicionado? Yo diría que sí. Es más te lo aseguro, chico.

No sé si quizás estoy asomando una posibilidad financiera económica para algún lector por ahí, pero alguien tiene que pensar en traer esa vaina para acá... Sé, porque he preguntado bastante, que somos unos cuantos que queremos que esto suceda. Yo voy pendiente de recolectar firmas de ser necesario así que por favor, si hay algún lector con ambiciones para alguna iniciativa independiente, le hago un llamado..

Aquí he probado un montón de sustitutos, principalmente las aguas saborizadas, pero nada se compara al Nestea. Tengo un par de bolsas aún en la cocina que suelo conservar para momentos especiales como un día de verano de 60 grados o aquellas jornadas en las que se me mete el antojo en la cabeza desde que estoy en el trabajo y llego babeando a casa para prepararme un buen vasito. 

Finalizo esta entrada con ese himno que todo adicto al Nestea sin duda sabrá. Pero antes, una advertencia: les pido que no se extrañen si un día de verano se enteran que fue encontrado un sujeto deshidratado en un apartamento en Almagro, aferrado a una lata de Nestea vacía, que me van a tener que quitar de la mano con sierra eléctrica.



Pedro, el infiltrado